martes, 17 de febrero de 2015

Dieta orgánica: ¿moda o concienciación?





Podemos considerar la tendencia a consumir alimentos orgánicos como
una moda pasajera y puede que sea así entre algunos que gustan de
estar a la última en todo.

Pero el concepto de alimentación sana, basada en productos que
han sido cultivados de una manera natural, sin procedimientos
químicos artificiales, con abonos o antiplagas naturales y regados
con agua natural no tratada, no es algo nuevo.

Quienes nos hemos criado en zonas rurales estamos acostumbrados
a este tipo de cultivos. Tener una huerta para consumo propio es
algo muy común en los pueblos e incluso poner a la venta el
excedente en cestas colocadas en las puertas de las casas.

Disfrutar de un tomate recién cogido de la rama, simplemente
frotándolo contra la camisa, percibiendo su aroma conforme lo
acercamos a la boca y sin atisbo de olor o sabor artificial es un lujo.

Un tomate que sepa a tomate y que huela a tomate.




Y lo mismo con la fruta.

No sé si os ha pasado a vosotros, pero para mí llega a resultar
frustrante ir a comprar verduras y frutas, sobre todo éstas últimas,
sabiendo que no voy a disfrutar de su consumo, incluso eligiendo
piezas de un precio superior.

Ya no me fijo en su aspecto, compro con la nariz, acercándola a la
barquilla de fruta para cerciorarme de que aquello es realmente un
alimento y no un elemento de adorno.

En la mayor parte de los casos, cuanto mejor aspecto tienen
menor sabor y calidad.




Hace tiempo que tengo amigos y conocidos que han decidido tener
de una manera u otra su propia cosecha de frutas y verduras.

Tienen huertos urbanos o bien han formado grupos que alquilan
un huerto en zonas próximas a la ciudad y contratan una persona
del entorno para que se encargue del cultivo y cuidado del mismo
siguiendo el método tradicional que ahora denominamos ecológico.





Los mercados de productos orgánicos son otra alternativa, aunque
debemos asegurarnos que se trata de auténtica producción ecológica.

El truco de la nariz y que ofrezcan sólo productos de temporada nos
dan una primera pista respecto a este tipo de establecimientos.

Luego en casa el aroma y el sabor al consumirlos.

Además, no se trata sólo de una cuestión de gusto sino más bien
de una concienciación general sobre el modo de vida actual, dando
importancia a los valores nutricionales y saludables de los productos
de nuestra dieta, al tiempo que se potencian los mercados locales y se
vuelve a un modo de explotación agraria ecológicamente sostenible.




Aún estamos en temporada de mandarinas y las de las imágenes,
además o a pesar de su precioso aspecto, estaban exquisitas.

Mereció la pena pagar lo que costaron y el precio no fue mucho mayor
que el de otras que he comprado tantas veces en supermercados y que
han acabado en el cubo de la basura podridas y aún sin madurar.

Éste es otro de los elementos a favor de los alimentos orgánicos.
Muchas temporadas me hago con una barquilla grande de melocotones
procedentes de Lleida: se mantenían perfectos durante más de un mes,
sin frigorífico y emitiendo un aroma maravilloso por toda la casa.

¡Frutas que huelen y saben a lo que son!












12 comentarios:

  1. Cuanta razón tienes Piola!! No tiene nada que ver la fruta y verdura que compramos en los supermercados, a la recién cogida de la huerta.
    Cómo están esos tomates recién cogidos, con un buen aceite de oliva y un poquito de sal gorda verdad?
    Un besito y que pases un buen día.

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  2. Cuantísima razón, nosotros siempre tenemos en mente la frase de la abuela: "de lo que se come, se cría". Estamos contigo. El perfume de la fruta, la textura, la explosión de sabor... ayyy se nos hace la boca agua!

    Feliz Martes :)
    becuqui.com

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  3. Y en estas tierras aún todo es mas que natural.. Preciosas fotos .. Un besazo Piola :)

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  4. Si no nos preocupamos de alimentarnos saludable que nos queda!!! si perdemos la salud.
    Claramente en la época de nuestros bisas aunque urbanitas, no había para nada tanta comida envasada y con tal cantidad de aditivos y conservantes... .
    Y que me dices de la carne... que la adulteran para ponerla roja.
    Un saludito

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  5. Yo también compro con la nariz la fruta y la verdura y nunca en los supermercados de cadena por que son malísimas! Prefiero las de la verdulería del barrio, son 100 veces mejores y muchas veces más económicas. Las mandarinas sobre todo, quizás por que son mi fruta favorita, si no son ricas, son un pecado!!

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  6. Acabo de volver de unos días en el campo, y habia una huerta divina... comimos unos tomates riquísimos, y los hijos de nuestros amigos felices yendo cada tarde a ver si habia nuevos tomatitos que cosechar!!

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  7. Totalmente de acuerdo Piola. Es más, hace unos pocos meses estuve a punto de alquilar un huertito ecológico a las afueras de mi ciudad para trabajarlo yo misma, pero lamentablemente no pudo ser, mis manos no me ayudan mucho, en ese momento estaba atravesando un brote de artritis y hube de abandonar la idea.
    He de reconocer que es una inmejorable opción para los que no tenemos terrenos en el campo, cosechar tus propias hortalizas, verduras y frutas es una maravilla, nada que ver con lo que compramos en el súper!!
    Ojalá en adelante pueda volver a retomar aquella ilusión!!
    Un besote grandee!!

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  8. Qué bueno...ja,ja...yo también huelo la fruta antes de comprarla...Y es que sabe como huele.
    Mi padre tiene una huerta pequeñita en mi pueblo( en el sur, claro() la que hay varios naranjos, limoneros y mandarinos entre otras cosas...Imagínate cuando tengo que comprar mandarinas en Pamplona , la cara que se me queda!

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  9. Muy buen post Piola! me ha encantado tu frase ¡Frutas que huelen y saben a lo que son! Recuerdo de pequeña ir a la huerta de mi abuelo, coger un tomate de la mata y qué olor más rico, ahora no huelen ni saben a nada. Y así con todo! Bs Sagra

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  10. Hola Piola, te doy la razón ne todo lo que expones en tu artículo. Como promotor de la cultura orgánica, me gustaría hacer un pequeño comentario. Se trata de promover y animar el consumo de alimentos orgánicos y no sólo por sus claros beneficios por la salud. Si no también como una forma de promover la alimentación consciente y el cuidado del entorno y el planeta.
    Quisiera ir un paso más allá, y explicar que la agricultura orgánica es algo más que mantener un pequeño huertito en tu casa, lo cual está muy bien si tienes la suerte de tener espacio para ello. Pero además una agricultura orgánica se basa en no agotar los suelos ni los recursos de agua. Por eso, la agricultura orgánica también es avance e investigación científica, acción que se debería subvencionar desde los estados de forma más activa. La agricultura orgánica da trabajo a muchas familias de países en vías de desarrollo y acaba con el trabajo indigno y mal pagado. Si consumimos este tipo de alimetos estamos contribuyendo a favorecer las cadenas de distribución y a abaratar los precios de tales productos, que ahora nos pueden resultar un poquito caros.
    Besos.

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