martes, 23 de agosto de 2016

El encanto de lo decadente



Tras dos semanas prácticamente desconectada del mundo virtual estoy de
vuelta.

Las vacaciones terminadas, recién incorporada al trabajo y a la vida cotidiana.


Este último tramo de vacaciones lo he pasado en casa de mis padres: vida
tranquila disfrutando de los míos, lecturas, comidas, baños en la piscina y
paseos al atardecer.


Javier regresó de su experiencia de interrail más delgado tras recorrer media
Europa en tren con sus amigos, hospedándose en apartamentos donde tenían
que hacerse la comida.

Cuando por wasap concretábamos la hora para recogerlo en el aeropuerto me
preguntó qué habría para comer. Parece que ahora entiende mejor lo trabajoso
que es organizar, comprar y preparar comidas. 

Ha regresado más maduro y hasta físicamente parece que ha crecido. Quizás
también porque se ha dejado un poquito de barba.


Aunque coincidimos algunos días todos los hermanos en casa de mis padres, ha
sido con mi hermana Gema y su familia con quien más tiempo hemos estado.

Mi sobrino más pequeño, Toso, es ya un auténtico adolescente que casi tiene mi
altura pero aún sigue siendo el baby de la casa, continuamente pidiendo juegos
y aventuras.


Desde que hace casi dos años descubrimos casualmente una casa
abandonada a orillas del río Guadiana, una de las excursiones que más
nos gusta hacer es visitarla.

El seco y caluroso verano la muestra de una manera diferente: el Guadiana
prácticamente desaparece en esta zona durante el estío y el verde de tejados y
pradera cambia a tonos pajizos.




Sólo la hiedra, las higueras, algunos árboles y la vegetación que crece en el
cauce permanece verde.






Los ventanales y contraventanas de la casa han desaparecido y hay evidencias
también de haberse llevado el cobre del cableado eléctrico que quedaba.

Algunos techos y paredes se han caído aumentando el aspecto decadente de
esta construcción que aún así mantiene ese encanto de las mansiones
abandonadas que nos evocan otras vidas y otros tiempos.



Esta pequeña construcción que en invierno tiene las tejas verdes por el musgo y
la vegetación crecida encima, es un lavadero con una gran pileta de obra sobre
la que se ha caído parte de la techumbre interior por lo que no nos atrevimos a
entrar, pero que yo imagino siempre restaurada y transformada en una
acogedora cabaña.



Continuas bandadas de patos sobrevuelan el cielo de esta tierra llena de
humedales.



Muchísimos higos, aún verdes, que me hicieron pensar en una rica
mermelada y pocas moras de zarza porque en esta zona ya estaba
pasada la temporada.

Parece que este año me quedo nuevamente con ganas de hacer mermelada
casera con frutos recolectados por mí misma.



En esta ocasión nos acompañaron mis padres, adorables y amorosos como siempre.


Un lugar al que seguramente volveremos porque siempre nos sorprende y
convierte el paseo en una agradable aventura.

24 comentarios:

  1. Que grande esta Javier..La casa da para mas de una sesion de fotos y mas de un hermoso paseo a la fresca caida de la tarde...Bonita captura la de tus padres..Un besazo Piola ☺☺

    ResponderEliminar
  2. ¡Buenos días!
    Yo también voy recobrando poco a poco la normalidad tras los días de descanso.
    Gracias por compartir estas fotos tan hermosas en las que has sabido captar tanta belleza y emociones.
    Besos

    ResponderEliminar
  3. ¡Por aquí estamos de vuelta nosotras también, Piola! Todavía a medio gas, pero poniéndonos al día poco a poco. Preciosas imágenes de vuestro paseo en familia, que hemos disfrutado mucho.

    Un beso enorme de las dos

    J&Y

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es lo (único) bueno del final de las vacaciones, chicas, poder estar todas activas y conectadas!!!!
      <3

      Eliminar
  4. Ya estamos todas de regreso, y yo encantada de volver a ver todas esas estupendas fotografías, qué bien lo defines, el encanto de lo antiguo y decadente, evoca otras experiencias y vidas anteriores, que a mi personalmente me dejan alucinada y con la imaginación en pura efervescencia, pensando quién habrá vivido en ellas y cuántas experiencias, nos hace reflexionar sobre la brevedad del "estar aquí de paso", en fin....maravillosos como de costumbre tus relatos y viajes, nos seguimos Piola, ciaoooo............

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por supuesto que nos seguimos, María: ahora mismo voy a visitarte <3

      Eliminar
  5. Qué rápido crecen los chicos! me alegra volver a verte en la red, bienvenida de nuevo. Ahora a seguir disfrutando de otra manera, un beso guapa.
    PD: Las fotos muy bonitas pero la foto de tus padres es "megapreciosa" ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, Caty, volver a la normalidad también tiene su parte buena ;-)
      Viniendo de ti, el comentario de la fotografía es muy motivador <3

      Eliminar
  6. Este es un post lleno de tranquilidad Piola, de momentos familiares tan intimos que por momentos me dio un poquito de vergüenza estar molestando (aunque lo disfrute muchísimo!) Fue un mirada a tu vida tan privada, a tus padres, a las cosas que te gustan. Javier esta en cada post un poco mas buen mozo y se ve que es muy buen companero, o sera que andaba buscando comida casera hecha por la abuela??? jajaja Viste como dicen, dales alas, cuando tengan hambre vuelven! ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nada de molestar, Marcela: tu entrañable comentario me ha hecho sentir superbien <3

      Eliminar
  7. Guapísima, qué alegría estar de vuelta en tu rincón!!! Porque tú has desconectado dos semanas, pero yo he estado ausente no sé ni cuántas. Alguna visita he hecho de tarde en tarde, eso sí.
    La verdad es que no lo había planificado así, de hecho no tenía claro si iba a tomarme un descanso virtual este verano, ya que por circunstancias únicamente he salido tres días de Madrid. Sin embargo, me dí cuenta de que realmente lo necesitaba... digamos que no ha sido un verano fácil; en absoluto.
    Pero ahora lo realmente importante es este precioso reencuentro con tus inigualables imágenes, en este caso en ese precioso entorno junto a tu familia.
    Javier está guapísimo, Piola, y me ha alegrado mucho saber que ha disfrutado de esa maravillosa experiencia junto a sus amigos. Y siempre a tu lado, eso hoy en día es casi casi una suerte... conozco muchos padres con hijos de la edad del tuyo a los que casi no ven el pelo jajaja. Es maravilloso que sea tan familiar... tiene que ser un verdadero cielo.
    Tu sobrino, otro bellezón que ya promete! Y esa foto de tus padres... qué preciosidad, Piola. Refleja puro amor y complicidad. Una imagen bella de verdad que has sabido capturar como nadie.
    En fin, ha sido reconfortarte acompañaros a ti y a tu familia en este tranquilo paseo.
    Un beso fuerte.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me apena saber que para ti no ha sido un verano fácil, Isabel: intuyo alguna experiencia poco grata y espero que sea solucionable y pueda ir a mejor.
      Yo este verano, con las vacaciones tan divididas que programé, tampoco sabía si iba a postear más o menos frecuentemente o estaría sin hacerlo un periodo largo... Ha sido sobre la marcha y creo que es mejor así, dejándose llevar, que ya tenemos demasiadas obligaciones en nuestra vida cotidiana.
      Besazos y feliz rentrée <3

      Eliminar
  8. Que bellezor Piola!!!!!!
    Y no me refiero solo a la mansion abandonada.....si no estuviera casada te diria "suegra"!!!!! jejejejeje
    Besosss y espero no te moleste la bromita!!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Juli, no me molesta, me parece un cumplido de lo más gracioso para mi hijo y no has sido la única: en Instagram algunas amigas también han hecho la broma ;-)

      Eliminar
  9. Qué alegría el poder ver tus fotos una vez más,como se nos ve el plumero a las madres jeje,el mío nada más llegar de su viaje también me pregunto por el menú del día siguiente y eso que se ha lucido cocinando para los compañeros. Maravilloso el poder compartir unos días con tu familia yo ese placer lo envidio al carecer de ella pero a cambio hago piña con la que hemos formado.Besazos miles E

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La vida a veces nos priva de una u otra, Elena, y considero una suerte quien pueda disfrutar de ambas familias, la ancestral y la propia creada, seguro que la tuya es preciosa <3

      Eliminar
  10. Un Post realmente precioso, por cierto mi marido suele hacer fotos de casas abandonadas, es su pasión, te dejo link a su blog
    http://joseignaciopardolightbyone.blogspot.com.es/

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  11. Qué bueno marcharse y volver a abrazar a la familia. Los tiempos de separación nos hacen apreciar lo que tenemos, lo realmente importante, el afecto de una madre y de unos abuelos, valores únicos en la vida de cada individuo. Y por otro lado ver como han cambiado tan solo después de unos días de vacaciones nos hace dar cuenta de lo rápido que pasa el tiempo. Carpe diem…. cuánta verdad en esas dos palabras. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  12. Me enamoran esas casas, abandonadas al paso del tiempo, que visitas cada vez que puedes, como si ya fueran algo tuyo. Imaginas como quedarían esos techos altos, que flores plantarías en el sendero.Y incluso te atreves con cuidado a asomarte por su puerta, ver las pocas vigas de madera, algún resto de suelo hidráulico, y te gustaría conocer su historia. Casa con vida, a pesar de su estado. Yo no he tenido verano, ni vacaciones, pero en mi memoria guardo algunas casas como esta que hice mías una vez. Como siempre gracias por tus fotos y por dejarnos conocer a tu familia. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No podrías haberlo definido mejor, María Fe: exactamente son esos los sentimientos que evocan estas viejas construcciones.
      Siento que no hayas tenido vacaciones, imagino que por la mudanza, pero el gustazo que proporciona vivir una casa nueva espero que lo compense.
      Besazos grandotes <3

      Eliminar

Cuéntanos...