martes, 23 de febrero de 2016

Longyearbyen, Islas Svalbard (Noruega)



Estos días de frío me han hecho recordar las temperaturas del lugar más
septentrional que visitamos este verano en nuestro viaje a Noruega, las
Islas Svalbard: seis grados centígrados de máxima en pleno agosto, algo
menos incluso que las temperaturas que nos están haciendo tiritar estos
días por nuestras latitudes.


De todo el archipiélago, lleno de numerosas islas, sólo tres están habitadas con
un total de unos 3000 habitantes de los cuales 2000 viven en Longyearbyen,
la población de mayor tamaño de estas islas y el municipio situado más al
norte del planeta. 

Sin embargo, las Islas Svalbard disfrutan de un clima relativamente suave
comparado con otras zonas de la misma latitud, con unas temperaturas
medias que oscilan entre los -14º C en invierno y los 6º C en verano.



La vegetación es polar en invierno y de tundra en verano, destacando entonces
las flores de la hierba de algodón ártico que crece en las zonas más
húmedas y terrenos pantanosos.


Resultan espectaculares estas flores con forma de pompón de suaves
filamentos blancos continuamente movidas por el fuerte viento que azota
la zona.


El pequeño cementerio de Longyearbyen llama la atención a lo lejos con
sus escasas cruces blancas. No es que allí no muera nadie, es que los
enterramientos están prohibidos en estas islas desde hace setenta años
al comprobarse que los cuerpos no se descomponen por mantenerse
congelados.


Históricamente la caza de las ballenas y la caza común fueron actividades muy
practicadas en el archipiélago, pero actualmente la conciencia de sostenibilidad se
ha impuesto en todos los aspectos de la vida en este lugar y casi dos tercios de la
superficie de las Islas Svalbard están protegidos como zonas de especial interés
medioambiental.

Es frecuente, sin embargo, ver cornamentas de reno, pieles de diversos tipos y
productos cárnicos resultado, imagino, de un sistema de caza regulado.




La minería, iniciada a principios del siglo XX, ha constituido la actividad
económica más importante y en los últimos años también la científica,
existiendo un centro universitario con investigadores de más de veinticinco
nacionalidades realizando estudios sobre geología, geofísica, tecnología y
biología.

De este modo esta pequeña comunidad ha pasado de ser un pueblo
a una moderna población con diversos tipos de industrias y negocios, una
sorprendente oferta de actividades culturales (conciertos, exposiciones y
festivales) y una serie de establecimientos tales como restaurantes, hoteles y
bares con un estándar más alto del que podríamos esperar en una lugar tan
pequeño.


Fuera de la población visitamos un campamento dedicado al estudio del oso
polar en el que el guía nos recibió con un rifle colgado.

En estas islas existen más osos que personas, aún y esperemos que por mucho
tiempo. Hay algo más de tres mil y no son infrecuentes las muertes por ataques
de osos por lo que es obligatorio llevar rifle cuando se sale de la ciudad.




La visita incluía una pequeña conferencia sobre el Ursus maritimus, oso
blanco u oso polar: su pasado, presente y futuro, este último no muy
halagüeño con el cambio climático, frente al que estos científicos están
trabajando.


El entorno no podía ser más natural y agradable, en una cabaña circular de
madera, con el fuego encendido, las cafeteras y unos gofres noruegos con
mermelada preparados como tentempié y para aliviar el frío del exterior.




También pudimos disfrutar de los perros de trineo que durante el verano
descansan hasta la época de nieve.



Interesante para visitar es también el Svalbard Museum con completas
explicaciones sobre la fauna y flora del archipiélago, así como su historia
desde los primeros colonos.




Nos encantó la biblioteca y zona de actividades con cojines y pieles para
disfrutar cómodamente sentados en el suelo.


El archipiélago de las Svalbard, un destino cuyo entorno duro, casi hostil, lo
convierten en especialmente auténtico e interesante.

Si tenéis curiosidad por saber cómo se muestra el invierno en Noruega por
encima de la línea del Círculo Polar Ártico podéis visitar June Lemon Juke Box
donde Marina nos cuenta su experiencia en la ciudad de Tromsø.

17 comentarios:

  1. Aunque parece una tierra fría y hostil, me ha encantado el paseo Piola, cuánto tenemos por descubrir en esta maravillosa Tierra nuestra!!
    Una cosa.....yo me habría traído una cornamenta de esas, jajajaja.....Imagino que no se podrá pero....qué divinas son!!!
    Un abrazoteee,

    Menchu

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  2. ¡Como me gusta ver estas imágenes de vuestros viajes con las que nos obsequias, Piola!
    Besos

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  3. Qué bien poder visitar un país, conocer su historia y sus costumbres, creo que siempre se aprende!!
    Bsts guapa y feliz día

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  4. Las fotos espectaculares Piola igual que la narración, así que gracias a ti he podido disfrutar de este paseo que dudo mucho realizar, soy poco aventurera y muy friolera.

    Besos

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  5. Un viaje espectacular! Es un paisaje precioso y maravilloso,aunque haga frio. Vaya biblioteca más curiosa.
    Besos

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  6. Que maravilla Piola!!! lo que mas me entristece es que por culpa de la mano del hombre se esté destruyendo el planeta, todas las maravillas que tiene y como no, me espanta pensar en lo pobres animales que sufren por nuestra culpa.
    El viaje una autentica pasada. Besos Cielo,

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    1. Cierto, Lorena, parece que los seres humanos no aprendemos y destruimos más que generamos aunque quiero creer que nuestra concienciación ecológica irá en aumento.
      Besos y gracias por pasarte a comentar ^-^

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  7. Hola ,buenas tardes Piola,qué bien hoy he vuelto a viajar y a un sitio chulo aunque un poco frío,las flores pompones preciosas ,todo precioso y lo mejor aprender de cada cultura y de cada pueblo sus costumbres y forma de vida ,no tiene precio���� Javier que valiente con el oso������ besazos reina E

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    1. Viajar y conocer otras formas de vida, otras culturas y maneras de entender el mundo es siempre recomendable, Elena.
      Besazos también para ti y feliz comienzo de semana <3

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  8. Debe ser casi mágico estar en un lugar donde hay mas osos que personas, donde casi se vuelve atrás en el tiempo cuando la gente salia con armas para protegerse de las bestias, de verdad casi mágico ver flores como pequeñas bolas de nieve mecidas por el viento y donde las casas te esperan con una buena chimenea encendida mientras el cuerpo se reconforta tomando algo dulce y caliente.
    Me encantaría ir!! soy una enamorada de los osos polares, del frio, de la nieve y del norte.
    Preciosos post Piola.

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  9. Qué paisaje tan duro, que cultura tan desconocida, que clima tan opuesto al nuestro ¡pero que atractivo resulta todo y que ganitas de ir! Algún día...

    Muchos besos de las dos

    J&Y

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  10. Hola Piola querida ,, que paisaje más extremo y duro con esas bellas flores de algodón , lindo viaje con tu hijo , que por lo demás es muy guapo

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  11. Espectacular, me parece un lugar mágico, a pesar de que el frío no es para mí!!

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  12. Ay PiolaPiola, acá estoy yo sudando como cerdo , vengo a visitarte y me encuentro con un oso polar, Javier super abrigado y pieles donde revolcarse. Asi no vale, me hacés sufrir!!!! no juego más!

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  13. Un post muy interesante y documentado Piola. Una tierra dura pero bonita y plena de naturaleza a l vez. Las fotografías espectaculares, con esos tonos tan característicos tan polares, donde la luz de las velas, los candiles o el fuego aportan calidez. Un viaje de película.

    Un fuerte abrazo.

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  14. Me encanta! Estoy disfrutando mucho tus entradas sobre este viaje :) Siempre me han atraido los países nórdicos, y con tanto detalle que cuentas, apetece mucho más viajar para conocerlos en "persona".

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  15. ¡Buen post! Educar a los perros para que obedezcan es fundamental para garantizar su seguridad y la de quienes los rodean. Perros bien adiestrados son menos propensos a comportamientos peligrosos o destructivos. Además, la obediencia facilita la interacción con otros perros y personas, lo que promueve una convivencia armoniosa.

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